Tus silencios, de los que aún padezco, eran puntas de flecha sobre mis heridas. Yo te callé para que no supieses que te sufro. Hice todo para que no me quisieras, y así fue, aunque me es imposible alejarme de mis circunstancias, de la sensibilidad a la que estoy obligada.
Me inquieta saber que no fui ni un pequeño capítulo en tu vida, sino solo un par de líneas y tal vez menos.
era un laberinto
martes, 20 de enero de 2009
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Esto es vida real, y esto ficción.
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